miércoles, 12 de agosto de 2015

CAPÍTULO 17- ¡Póker de ases!, ¡Escalera de color!


En Benquerencia siempre hubo una gran tradición de los juegos de cartas aunque poco a poco se ha ido perdiendo hasta quedar reducida actualmente a unas cuantas partidas de tute en la cafetería San José.
Voy a hacer un pequeño recorrido por el juego de póker entre los años 60 al 90 aclarando que las partidas se organizaban principalmente en el verano o en fechas puntuales como las vacaciones de Semana Santa  o Navidad en las que era cuando regresábamos al pueblo muchos de los que estábamos fuera.

Recuerdo que a mediados de los años cincuenta ya se organizaban partidas de póker en el casino de la Micaela. Jugaban por las tardes en un reservado que había entrando en la casa a mano izquierda.
No permitían "mirones". Quiero recordar que mi tío Juan, el Chato de Roque, D. Benito el médico y alguno más eran los que organizaban dichas partidas.

Los más jóvenes teníamos que jugar fuera de la vista de la familia y nuestro sitio favorito era una "confortable" cueva que hay en la sierra
por la zona del Estrecho. Las sillas eran cuatro o cinco piedras que habíamos metido dentro y la mesa el mismo suelo en el que poníamos alguna hoja de periódico o algún cartón para que las cartas no se nos llenaran de tierra y nos duraran más.

Las apuestas eran pequeñas ya que los recursos económicos de los que disponíamos eran muy escasos. Sólo contábamos con unas cuantas pesetillas para la partida. Si las perdías tenías que abandonar y quedarte de mirón el resto del tiempo. En esa primera etapa yo creo que más que nada jugábamos por entretenernos y pasar el tiempo.
Víctor Matías, Jesús de Molinilla, Pepe Luis(de la Modesta y el Campanero), Joselín(del Chato de Roque), Tomás(de la Cortijeña) y yo éramos los más asiduos aunque quiero recordar que Antoliano(de la Pilar del Rincón) y Agustín(de la Manuela de
Juanpuro) también subían a jugar de vez en cuando.

Nos teníamos que arreglar con una baraja española que, de vez en cuando, cogía de su casino nuestro amigo Manolo de Lavativa(el Negrín) y nos la regalaba. Como carecía de comodín poníamos en su lugar el tres de oro.

¡¡Qué buenos ratos pasamos en "nuestra cueva"!!. 

Jamás hubo una discusión ni enfado entre los participantes. Creo que allí se fraguó la amistad que aún perdura entre nosotros.

Nos fuimos haciendo mayores y las partidas se trasladaron a los bajos del casino de la Churrera. Quedábamos en la parte de arriba y, aunque había una puerta en la calle del Polvo(ahora Corredera), bajábamos al sótano abriendo una trampilla existente en el fondo del casino a la izquierda debajo de la cual había una pequeña
escalera con peldaños casi verticales.

El número de jugadores había aumentado bastante llegando algunas veces a juntarse tres mesas(10 o 15 participantes).
Se solía jugar al medio día aunque algunas veces se organizaba alguna que otra partida a la hora de la siesta.

La mayoría de los asistentes a las partidas eran fumadores. Recuerdo, como anécdota, que una tarde mi amigo Juan de la Pepona se juntó con cuatro colillas encendidas al mismo tiempo en el borde de la mesa( no había cenicero ni mantel y como la mesa era de madera cuando dabas la calada ponías la colilla en el filo para no quemarla).

Con el paso del tiempo la afición por el póker fue disminuyendo hasta que las partidas quedaron reducidas a las que se organizaban por grupos de amigos en casa particulares.

En los bares se jugaba a la cuatrola, siete y media, al tute y a la flor.

Cuando llegaba el verano y regresaban los numerosos benquerencianos que estaban fuera la actividad del poker aumentaba enormemente y se organizaban partidas en varias casas del pueblo.

En la mía lo normal era que casi todas las tardes del mes de agosto nos reuniéramos a partir de la cuatro en mi doblado y pasáramos la siesta jugando hasta que llegaban las ocho, más o menos.

Recuerdo que algunas tardes el calor era enorme. Para combatirlo muchas veces nos quedábamos descamisados, empapábamos una toalla en el agua
de un cubo y nos la poníamos en el cuello. El aire acondicionado y los ventiladores no habían llegado aún a Benquerencia.

La mayoría de los que participábamos en las partidas éramos familia: Mis hermanos Emilio y Luis, Manolillo y Eduardo Tena, el Chupa, Juan de la Pepona, Avelino y yo éramos los más asiduos aunque esporádicamente se incorporaban otros como Manolo (Pancho), Norbertito, D. Pedro, Andrés, mi tío Juan, Sixto Ramón, Rafael Calderón y algunos más.

De vez en cuando se organizaba "una nocturna" en el patio de mi casa. Se solía empezar a las doce  y acababa sobre las tres o cuatro de la madrugada aunque, alguna que otra vez, nos pillaban jugando las primeras luces del amanecer. 

Recuerdo que cuando llegaba el fresquito de la madrugada a más de uno le tenía que sacar algún jersey, chaqueta o incluso manta para abrigarse. 
¡¡Qué imágenes para el recuerdo!!

Ya en tiempos más modernos Manolo Tena Martín(Manolillo) introdujo en nuestro póker dos cambios muy importantes: Consiguió que aceptáramos jugar sin comodín e hizo desaparecer el dinero físico ya que traía a las partidas un maletín con mantel y fichas. Antes de empezar nos cambiaba nuestro dinero por fichas y a jugar.

En la época a que me refiero también se jugaba al póker en otras casas del pueblo: Rosita de Antoliano, Manolo del estanco, Jenaro....... y algunas más.

También era tradicional que se juntaran un grupo de amigos en
algún cortijo o casa de campo para hacer alguna comilona y cuando ésta acababa se organizaba una partida de póker entre los asistentes que duraba unas cuantas horas. El cortijo de Salvador era uno de los más asiduos en estas celebraciones.

Este capítulo va dedicado especialmente a los que ya no están con nosotros Manolo(Pancho), Manolillo, Juan de la Micaela y a todos los que participaron en las partidas de aquellos tiempos.

El capítulo está abierto para seguir escribiendo cualquier cosa que consideréis interesante.

Si encuentran algún error u omisión ruego me lo comuniquen para subsanarlo.




  


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